Para hablarte de fruta y verdura te tengo que hablar de cómo gestionas decir que no en tu negocio.
Acabamos de recibir una que he contestado yo personalmente.
Típico despacho, sin dar más datos, que atufa a que nosotros seamos una columna más en su Excel comparativo…
… y así acudir a su cliente sacando pecho.
Mira, chico, no.
Yo no voy por ahí asomándome a las fruterías, sin entrar, gritando desde la puerta: ¿a cuánto cobras tú los melocotones?
De hecho, cuando tenía 18 años iba a ayudar a mis tíos en Foto Asín para atender yo a las chicas jóvenes e ir preparando el terreno por si me las encontraba por la noche en Arrebato.
Eso me abría mejor la puerta para iniciar una conversación con un ron-cola en mano : “qué tal, soy el de la tienda de fotos”.
Entonces, vendiéndole algún carrete a alguna bella madrileña, se asoma una mujer por la puerta y suelta:
“Si te dejo a revelar el carrete, qué me regalas”.
Coge mi tío Jesús, muy crack siempre, y le suelta:
“Señora, un kilo de carne”.
Mire, señora, no.
No puede atufar a que solo recolectas precios.
No puede atufar a que solo buscas tú la gloria con tu cliente.
Y no puede atufar a que si quieres comprar melocotones, no te fíes de la confianza que te transmite una frutería u otra.
La de Carmen es una frutería de esas en las que yo pasaría olímpicamente del precio.
Te escogen la fruta como tú se la pidas de madura o de verde o de paracomerya.
Y te tratan como si fueras de su familia.
La reforma y la ampliación nos la contrataron a nosotros, ¿y sabes cómo?
Con confianza, sin marear a nadie más.
En las fotos que tienes delante sale incluso Marga, la dueña.
PD: fotos caseras hechas por mí en 2017.