Gemma, interiorista que ahora está afincada en Bristol (UK), fue contratada por la familia propietaria de esta discoteca.
Su única condición, además de la económica, fue que “la obra la tienen que hacer los de Miguel Asín”.
No se fiaba de nadie más, nos contó.
Lo cual no significa que no haya nadie más de fiar, sino que ELLA no se fiaba de nadie más.
Dicho y hecho.
Dicho que sí.
Y hecho en plazo.
El resultado en las fotos y en la noches de fiesta durante tantos veranos.
Ahora se llama Budda (o algo así).
Ya no es lo mismo.
PD: las fotos están hechas con una BlackBerry de la época.

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