Mi abuelo paterno era de un pueblo de Navarra llamado Peralta.
Lo sé.
No se debe empezar un texto hablando de tu abuelo.
No atrae.
No engancha.
No genera intriga.
¿Y si te digo que Peralta en vasco es Azkoyen?
Lo sé.
Puede que te atraiga un poco más.
Puede que te enganche un poco más.
Y puede que ya te vaya generando intriga.
O no.
Peralta tiene 6000 habitantes.
Sospecho que los tiene desde hace muchos años.
Aunque ha tenido cierto desarrollo urbanístico, a mi me parece que siempre está igual.
Me encanta.
Azkoyen, como te decía, es Peralta en vasco.
¿Te suena la marca de las máquinas de tabaco?
¿Te suena la marca de las máquinas de café?
¿Te suena la marca de las vitrinas refrigeradas de los bares?
Esas donde ponen las tortillas de cuatro dedos y, al lado, el esgarraet con pimiento rojo.
Pues la mayoría son Azkoyen, y esa fábrica está, claro, en Peralta, en Azkoyen.
Si sabes algo de este tipo de maquinitas y eres de los que se fija, sabrás también que hay otras de la marca Jofemar.
Pues bien.
Jofemar es otra fábrica que hay en Peralta, en Azkoyen.
¿Por qué te cuento esto?
Nada, por chulear de orígenes.
Y porque allá por 2010 mi prima Marta y su marido Jorge estaban hasta el gorro de su tarima de madera natural alrededor de la piscina.
La tenían fatal.
Vivían (y viven) en Peralta.
Y en Peralta hay mucha fábrica, mucha conservera de pimienticos y espárragos…
… pero pocas empresas de reformas.
Me dijeron:
- Saúl, ¿tú vendrías a cambiarnos la tarima?
- No, yo no iría. Pero te mandaría a Pavireli, un proveedor nuestro de Castellón.
- Vale, pásanos precio y hablamos.
Hablamos, nos entendimos (los tres: Marta, Pavireli y nosotros) y su tarima ya no necesita mantenimiento.